La noticia de la hospitalización del secretario de Defensa de Estados Unidos, Lloyd Austin, a principios de este año, ha suscitado preocupaciones y especulaciones debido al hermetismo en torno a los detalles de su condición médica. Austin, de 70 años, fue ingresado en un hospital militar en Bethesda (Maryland) el día de Año Nuevo, y posteriormente, se complicó su estado, llevándolo a cuidados intensivos.
La administración se ha mantenido reservada respecto a los pormenores de la intervención médica y la condición de Austin, generando interrogantes sobre la necesidad de mayor transparencia en la salud de los altos funcionarios del gobierno. Este acontecimiento sigue la línea de situaciones similares, como la reciente hospitalización del exjefe del Pentágono, Mark Esper, que también estuvo envuelta en secretismo.
La falta de información detallada ha suscitado debates sobre la privacidad médica en comparación con la transparencia necesaria en asuntos de salud relacionados con líderes del Departamento de Defensa. La comunidad y los críticos han cuestionado si debería haber una mayor apertura sobre la salud de los funcionarios que desempeñan roles cruciales en la administración.
El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, no se plantea despedir al secretario de Defensa, Lloyd Austin, a pesar de que el jefe del Pentágono ocultase su hospitalización la semana pasada a la Casa Blanca.
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