Las famosas fuentes del hotel Bellagio no serán visibles esta semana, en medio del revuelo de la Fórmula Uno en la avenida principal de Las Vegas. Tampoco habrá gondoleros que canten para los turistas en el complejo turístico inspirado en Venecia.
“Se han apagado las fuentes, se han drenado los canales, y las calle están cerradas o es más difícil recorrerlas”, explicó Michael Green, profesor de historia en la Universidad de Nevada en Las Vegas, luego de seis meses de trabajo en la construcción de la pista y graderío temporal para algunos de los espectadores con más recursos monetarios en el deporte. “Pero éste es un evento grande y distinto”.
Organizadores, funcionarios locales y operadores de hoteles consideran que la incomodidad provisional se olvidará después del domingo por la noche, cuando concluya la carrera. Esperan que Las Vegas se una a Mónaco como una de las principales sedes del Gran Premio en todo el mundo.
Pero las predicciones de localidades agotadas y alta demanda en el graderío principal y más costoso en el calendario de la F1 habrían sido demasiado optimistas. Esta semana había aún boletos, y algunos hoteles habían recortado las tarifas.
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