Miles de jóvenes universitarios se reunieron en Foley Square, en Nueva York, para reclamar su derecho a estudiar.
Mientras la Universidad de Columbia cedió a las demandas del gobierno para seguir recibiendo fondos públicos, Harvard aseguró que no “negociará su independencia o sus derechos constitucionales”.
El gobierno ha pedido a Harvard y a otras instituciones que implementen medidas, incluida una “auditoría” de las opiniones de los estudiantes y del cuerpo docente sobre antisemitismo. De lo contrario, el estado federal cortará sus subvenciones.
La ofensiva de la administración Trump contra la libertad académica y la libertad de expresión en los campus se combina con medidas de austeridad masivas implementadas tanto por el gobierno federal como por las administraciones estatales, incluidas las lideradas por el Partido Demócrata.
La administración Trump ha aplicado recortes drásticos al Departamento de Educación: más de 1300 trabajadores han sido despedidos hasta la fecha y más de 600 han aceptado indemnizaciones por despido.
Además, la mayoría de las subvenciones federales destinadas a la investigación y la educación están en riesgo.
Trump acusa a Harvard y a otras universidades de permitir el antisemitismo y las manifestaciones a favor de Palestina en sus campus. Su gobierno dijo además que si no acceden a sus exigencias detendría la inscripción de estudiantes foráneos.
Más de 130 estudiantes extranjeros impugnaron ante un tribunal federal de Georgia la revocación de su estatuto universitario por parte de la administración Trump, según documentos judiciales.
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